Los planes son inútiles, pero planificar lo es todo

[…] Plans are worthless, but planning is everything. There is a very great distinction because when you are planning for an emergency you must start with this one thing: the very definition of “emergency” is that it is unexpected, therefore it is not going to happen the way you are planning.

Dwight D. Eisenhower

Disclaimer

Hay muchas razones formales por las que hay que planificar, pero no voy a hablar de ellas. Esto es simplemente una reflexión acerca de algunas cosas que a mí en particular me resultan útiles cuando tengo que planificar algo.

¿Por qué necesito un plan?

Ten un plan y si quieres luego cámbialo. Pero tenlo, porque probablemente no lo vas a cambiar todo, sólo algunas partes. El resto de partes que no cambien te seguirán siendo útiles y te servirán para saber cuánto camino has recorrido, cuándo te falta por recorrer, si has visitado todos los puntos que eran importantes, si deberías añadir o quitar puntos que visitar antes de cerrar el proyecto, y, sobre todas las cosas, te permitirán contarle a los demás qué tienes en mente.

Adicionalmente, si el 30% de tu plan falla, podrás dedicar el 100% de tu mente a solucionar ese 30%, mientras que si no hubieras planificado tendrías que dedicar el 100% de tu mente a solucionar el 100% de la situación, lo cual sería mucho más costoso y menos eficiente.

¿Mis planes son sólo para mí?

Compartir tu plan con otras personas que tengan experiencia haciendo lo que quieres hacer puede resultar valiosísimo. Incluso simplemente compartirlo con alguien que tenga buen juicio, aunque no tenga experiencia, puede resultar beneficioso.

Hay muchas veces que otras personas nos hacen preguntas nacidas de la experiencia (“Eso no se puede hacer”) o de la extrañeza (“¿Y cómo podrás hacer eso?”) que nos obligan a poner en palabras cosas que habíamos dado por hechas. Al forzar nuestras intenciones a través del cauce del lenguaje verbal, es común que veamos  fallos estructurales en nuestros planes que no habíamos visto antes. A mí me gusta llamar a este fenómeno “backtalking” (una palabra que aprendí en algún lugar de Internet que no recuerdo), porque es como si tus ideas se volvieran hacia ti y te dijeran lo que piensan.

Además, al declarar tus intenciones estás creando un compromiso público. Puede que no sea importante, puede que no te sientas presionado, pero si se lo dices a las personas adecuadas, no suele ser difícil meternos presión a nosotros mismos. Si la presión te va bien, dale duro a esta herramienta.

 

Actualización: Hay ciertos estudios que demuestran que para muchos individuos, compartir sus planes hace menos probable que los lleven a cabo. A pesar de esto, a mí me funciona, así que dejaré aquí esta reflexión. De todos modos, te recomiendo que eches un ojo a este vídeo. Dura 3 minutos y es muy explicativo.

¿Cómo ordeno las cosas dentro de mi plan?

Te sugiero que, en la medida de lo posible, pongas las cosas más aburridas o costosas primero.

Esto es una mi preferencia personal, no una regla inamovible. Te lo aconsejo porque a mí me va bien, pero ya sabes que hay más de un camino que lleve a Mordor, y más de una salida de Lothlórien.

Coloca primero las cosas imprescindibles que  te parezcan más difíciles o desagradables de hacer. De este modo sacarás ventaja de varias maneras:

  • El inicio de un proyecto suele ser un momento de gran motivación. Si acometes las cosas que te gustan menos en ese momento, te resultará más fácil completarlas.
  • Si resulta que esas cosas son demasiado difíciles o aburridas como para que las termines y acaban provocando que dejes el proyecto, por lo menos no habrás invertido el tiempo de hacer otras cosas que al final tampoco servirán.
  • Si superas ese bache, lo que queda te resultará más agradable y será más probable que lo termines, porque te resultará más fácil y motivante.

También podrías decir que si pones las cosas desagradables al final, tu motivación aumentará porque querrás que todo el trabajo hecho sirva para algo, o que repartir las cosas desagradables es mejor para que sean más llevaderas. Cada persona es un mundo. Elige cómo quieres hacerlo, pero sé consciente de ello.

¿Me lo resumes?

  • Elabora un plan para darte cuenta de qué quieres de verdad y de qué pasos necesitas seguir para conseguirlo.
  • Comparte tu plan con los demás para:
    • obtener feedback (“¡Estás loco! ¡Eso es imposible”)
    • comprometerte (“He dicho en voz alta que lo iba a hacer y ahora hay gente que está fijándose en mí…”).
    • Provocar “backtalking”.
  • (Opcional) Asegúrate de poner primero todas las  cosas imprescindibles y desagradables que puedas, para optimizar tu tiempo y tu motivación.
¡Hala, a planificar! 🙂

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About Isilion

Musician, neophyte humanist, home-philosopher, avid reader and impassioned conversationalist. I like coffee and people and dislike shouting and anger.

8 responses to “Los planes son inútiles, pero planificar lo es todo”

  1. DED says :

    — “al declarar tus intenciones estás creando un compromiso público.”

    Puede parecer una chorrada, pero creo que es muy útil, siempre y cuando lo hagas con las personas adecuadas, como bien dices (porque si esas personas pasan del tema no sirve de nada). Incluso en ocasiones puedes intentar, si la situación lo permite, hacerles partícipes de alguna forma, por ejemplo diciéndoles que como parte de tu plan pueden recibir algo que les interese, eso sí te puede meter presión (¡pero asegúrate de que lo puedes cumplir!).

    — “Si resulta que esas cosas son demasiado difíciles o aburridas como para que las termines y acaban provocando que dejes el proyecto, por lo menos no habrás invertido el tiempo de hacer otras cosas que al final tampoco servirán.”

    No puedo decir que no tengas razón, pero creo que en la mayoría de las ocasiones es un error pensar que lo que hemos hecho no ha servido de nada: quizá no para el proyecto actual, pero seguro que sí para los futuros. Detrás de mí han quedado muchísimas cosas que no terminé, o que ni siquiera llegué a empezar, pero todas ellas han puesto su granito/cubo de arena en mis conocimientos, ninguna de ellas fue una pérdida de tiempo al 100%. Desde luego lo mejor sería haber aprendido Y haber terminado el proyecto, pero si no fuera así, después de los correspondientes (y quizá necesarios) latigazos en la espalda pensemos en lo que hemos aprendido o conseguido y no nos desanimemos.

    Saludos.

    PD: Por cierto, no recuerdo qué etiquetas se admiten en los comentarios, antes aparecía una pequeña ayuda, ¿hay algúna página con una lista? Me gusta dejar las cosas bonitas. 😉

  2. Isilion says :

    No quería transmitir que lo que hayas hecho no vale para nada, sino más bien que si algo no va a llegar a buen puerto suele ser buena idea terminarlo más pronto que tarde, porque normalmente es más valioso el tiempo que ganas (y que potencialmente puedes emplear en otras cosas más valiosas) que el seguir haciendo cosas condenadas al fracaso. Por supuesto, podría ser que luego emplees este tiempo ganado en cosas que merecen la pena menos que lo que estabas haciendo, así que en ese caso te hubiera salido más a cuenta terminar lo que estabas haciendo. ¡Vaya lío! 😀

    Resumiendo, que estoy de acuerdo contigo; todo lo que haces – bueno o malo – te aporta algo que te hace crecer como persona, y sólo por eso es valioso. Lo importante es evitar lo contrario, es decir, no hacer nada, porque no hacer nada no suele hacerte crecer.

    Con respecto a las etiquetas, a mí me salen debajo del cuadro de texto donde escribes. Te las copio:

    Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML:

          

  3. Cristian Mancilla says :

    Tengo amigos que llegan a encontrarme paranoico de tanto que planifico. Porque mis planes no se enfocan solamente en grandes proyecto (como la tesis en la que trabajo ahora), sino que llegan hasta los más mínimos detalles (como el orden en el uso los vasos en mi departamento). Desde siempre me he preocupado de tener una rutina porque creo que así automatizo procesos que podrían molestarme con reflexiones inútiles (como qué pantalones ponerme) y me puedo concentrar en lo realmente importante. Así que, de esta manera le doy vida a tu afirmación de que “planificar lo es todo”. Sin embargo, mi rutina está cambiando constantemente. Soy sumamente estricto en cuanto a seguirla fielmente, pero nunca dejo de hacerle pequeños (o medianos) cambios de acuerdo con mis necesidades contemporáneas. Y he aquí que también te encuentro la razón cuando dices que “los planes son inútiles”: porque lo que planifiqué en un principio es totalmente distinto de (e inaplicable para) lo que hago ahora.
    Sin duda que la planificación es vital y vale la pena valorarla. Pero esto también implica aceptar que ella puede (y debe) ser modificada constantemente de acuerdo con las necesidades que enfrentemos (llámense objetivos o como sea).

  4. Isilion says :

    ¡Hola Cristian! Me alegro de verte 🙂

    Estoy completamente de acuerdo. Además, coincido especialmente con el ejemplo que pones de los pantalones. Yo siempre pongo de ejemplo la comida. Me gustaría tomarme alguna vez el trabajo de elaborar una planificación de lo que voy a comer durante el mes, porque no me importa mucho en tanto respete que mi dieta sea equilibrada y sana, y decidir qué cosas voy a comer hoy me ocupa tiempo de proceso que no quiero dedicar a eso, porque lo necesito para las cosas que me importan de verdad.

    Hace mucho que quiero escribir algo acerca de eso, pero siempre me salen pocas líneas (porque realmente no hay mucho más que decir al respecto) y lo acabo dejando.

    Resumiendo, estoy de acuerdo 🙂