Introduciendo la suspensión de la incredulidad II

El fenómeno de la suspensión de la incredulidad se produce cuando el autor de una obra presenta al espectador unas premisas que éste debe aceptar para poder obtener la experiencia que el autor pretende transmitir a través de su historia.

En el primer post sobre la suspensión de la incredulidad se introdujo la materia. En este, tratamos de identificar algunas formas de presentación de premisas y así como su impacto en la experiencia final del espectador.

Presentación de premisas

Si las premisas – las situaciones y elementos frente a los cuales tenemos que suspender nuestra incredulidad – se presentan inadecuadamente, el espectador podría experimentar una sensación de falsedad. Por ejemplo, imaginemos que al final de una película el protagonista, cercado por sus enemigos sin posible escapatoria, echa a volar y escapa, solucionando así sus problemas. Si no nos han explicado antes por qué este personaje puede volar, posiblemente el espectador quede decepcionado ante lo que parece una solución tristemente fácil.

Sin embargo, si anteriormente en la historia nos han explicado que sólo los nativos del planeta X, extraterrestres que se mezclan con los humanos, pueden volar, de repente este final se convierte en una interesante revelación: ¡el protagonista no es humano, sino un extraterrestre del planeta X! Ahora lo que era una solución poco elegante ha pasado a ser un giro de guión que da paso a múltiples posibilidades (¿una segunda parte de la película?) y demuestra que aún desconocemos parte de la historia que ya creíamos conocer por completo.

Las premisas se pueden presentar antes, durante o después de que sucedan los hechos frente a los cuales debemos suspender nuestra incredulidad. A continuación se sugieren algunas formas de presentación y se tratan de identificar sus ventajas y desventajas. Estas sugerencias se exponen a modo de reflexión y no deben ser interpretadas como un análisis en caso alguno.

“Así son las cosas, y punto”

Este método consiste en presentar las premisas sin justificarlas a medida que van apareciendo en la historia. Por ejemplo: “Entonces apareció un kender. Los kender eran una raza de semihumanos de corta estatura conocidos por su notable inclinación al latrocinio”.

Es la manera más sencilla y directa de presentar las premisas, porque no requiere justificación, al contrario que las que se describen más adelante. Resulta especialmente útil cuando la trama se desarrolla en una realidad paralela, desconocida para el receptor, donde justificar cada explicación podría parecer forzado y costaría mucho esfuerzo por parte del autor.

Sin embargo, abusar de este método puede suscitar una sensación de imposición en el espectador, como si el autor le dijera “Las cosas son así y punto”. También puede ser percibido como una solución fácil, en la que el autor busca evitar esforzarse. Además, al no provenir la información de ningún lugar concreto, se puede romper la sensación de inmersión y coherencia del escenario de la historia.

“Echa un vistazo a tu alrededor”

En Half life 2 no se nos pone en situación al principio de la historia. Aparecemos en un tren y vamos entendiendo que estamos en una especie de ciudad-prisión en un futuro indeterminado. Asumimos que al menos un parte de la sociedad vive bajo la opresión de un mando militar y que se ha descubierto vida extraterrestre.

Como este método exige que el espectador esté más atento, al acaparar su atención consigue sumergirle mejor en la historia. Sin embargo, hay que usarlo con mesura, porque si el espectador no desea hacer ese esfuerzo podría cansarse y abandonar la historia.

“Escucha, novato”

Al usar esta técnica, al principio de la historia se introduce a un personaje que, como el espectador, desconoce las particularidades del entorno donde se desarrolla la historia. Paulatinamente, un personaje más experimentado va explicando sobre la marcha estas particularidades al novato, con lo cual se las comunica al espectador de una forma justificada. El novato puede ser representado de numerosas maneras: un personaje inexperto en un área concreta, alguien muy joven, una persona que sufra amnesia, etc.

Alternativamente, es factible omitir el novato haciendo que los personajes se recuerden los hechos entre ellos. Por ejemplo: “Escucha, ya sabemos que los furianos sois capaces de aguantar días corriendo sin parar ni descansar, pero ni siquiera tú podrías aguantar ese viaje”.

La ventaja de este método es que se gana en inmersión, ya que la información proviene de un lugar coherente, pero el flujo de información que se puede transmitir a través de ella es limitado.

“Ya te lo dije”

La aproximación “Ya te lo dije” o Foreshadowing, como formalmente se denomina, trata de dejar pistas que no sean evidentes a lo largo de la historia. Cuando se resuelve el elemento de la trama que el autor ha tratado de ocultar, el espectador se sorprende, pero una vez recuerda las pistas, encuentra que la resolución es lógica. El objetivo es producir sorpresa en el espectador mediante una sensación de “La solución ha estado todo el tiempo delante de mi, pero no me he dado cuenta hasta el final”.

Esta técnica es de las más difíciles de usar, pero también es de las que suelen producir mayor satisfacción en el espectador.

¿Y a ti cómo te gusta?

Como decía al principio, la intención general de esta reflexión no es proveer un dogma o método, sino animar al autor de la historia a intentar discernir de qué modo podría presentar las premisas para apoyar en el proceso a la coherencia y a la accesibilidad de su historia, de modo que el resultado sea más sólido, más atractivo y más sencilla de entender.

Estas son algunas de las aproximaciones que uso al escribir una historia, pero no son en absoluto casos formales ni tampoco los únicos que existen.

¿Qué técnicas utilizas tú?

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4 responses to “Introduciendo la suspensión de la incredulidad II”

  1. DED says :

    Muy interesante.

  2. Daniel G. Blázquez says :

    Muy interesante el artículo. 😉

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  1. Introduciendo la suspensión de la incredulidad III « Ludosofía - October 26, 2009