Dar de comer y proteger al equipo
“En el trabajo, tu equipo es tu pequeña familia; y, como tal, has de cuidar de ella”.
El equipo en el estudio lo es todo. No sólo se trata de gestionar, de manejar recursos, cifras y fechas. De eso ya se encarga producción. Haciendo referencia a un artículo de esta web, y como modesta aportación, añado el siguiente concepto:
Hay que “dar de comer al equipo”.
Dando de comer al equipo. ¡Combustible!
Un equipo de desarrollo está formado por profesionales; estos profesionales son personas; y estas personas son (o suelen serlo, al menos), humanos; y los humanos, hoy por hoy, sienten emociones. Son estas emociones las que constituyen el verdadero combustible que les da de comer, que motiva sus actitudes, y que construye la herramienta más potente de la industria, y que todo jefe debe saber fomentar: la ilusión.
El jefe escucha, pero no de forma pasiva. Debe ser él quien busque a cada persona cuando detecta algún problema o incomodidad; quien lime las asperezas del día a día (que siempre hay, y no son pocas); quien potencie las capacidades propias de cada uno y del equipo y, lo más importante, el mantener la ilusión lo más alta posible. Porque un empleado desilusionado (dejando al margen el factor humano) pierde todo su potencial. Se apaga poco a poco y los resultados de su trabajo son cada vez menos buenos. Incluso la genialidad que todo el mundo lleva dentro, y que hace que parte de lo que hacemos tenga un valor único, puede terminar por desgastarse completamente. Cuando esto pasa, lo fácil, lo rápido y lo más cómodo es echarle la culpa al propio afectado. ¿Alguna vez has probado a acercarte, preguntarle un simple “¿estás bien?” o “¿qué te pasa?” y escucharle? Muy probablemente, si has trabajado esa relación profesional y de equipo y has ganado su confianza, te comentará algo; te dará alguna pista de por dónde ir para arreglar sus problemas. Si además eres capaz de solucionarlo, haciéndole sentir bien o, al menos, comprendido y valorado, su estado anímico se reforzará.
¿Qué gano cuando hago estas cosas?
Más que ganar, cambias. Transformas empleados en compañeros de equipo. Puedes incluso llegar a convertir a un zombi en el más eficiente de los trabajadores. Mutas el “me gusta hacer juegos y estoy aquí por eso, pero podría estar en otro sitio mañana” por el “me gusta hacer juegos contigo y estoy aquí porque estoy muy a gusto, y no quiero estar en ningún otro lugar”. Ganas que un día, después de varios años y algún cambio de empresa, encuentres a unos antiguos compañeros y te puedan decir “tío, muchas gracias por todo; ojalá volvamos a trabajar juntos, de todo corazón”. Son esas cosas que, además de tocarte la fibra sensible, refuerzan tus ganas para la próxima vez. Y, lo más importante, dan un valioso feedback positivo sobre tus propias técnicas de motivación y trabajo en equipo que has aplicado.
Bonito pero nada fácil
Aunque muchas de estas cosas te pueden salir de forma natural, no nos engañemos; no es nada fácil. Haciendo referencia al artículo de Isilion sobre jefes, toda persona que lleve un equipo adelante debe ejercer de filtro en ambos sentidos: ni es bueno dejar caer las losas y las broncas de las altas esferas al equipo, ni una persona es culpable de un problema (y si claramente lo es, quizá deberíamos volver al punto anterior del artículo e intentar hablar con los aludidos). La responsabilidad es del equipo y, especialmente, del coordinador, jefe, lead o como lo quieran llamar.
La tarea de mantener un equipo en un estado óptimo pasa por muchas fases, muchos momentos. Pasa por muchos sacrificios, en muchas ocasiones personales, y con costes emocionales para todos. Ese es el motivo principal por el que un equipo es “tu familia en el trabajo”. Gestionar todo esto, no sólo el trabajo en sí, al que no podemos faltar bajo ninguna circunstancia, sino también manejar y solucionar de forma constructiva las emociones y la ilusión de los compañeros hace que uno pierda pelo, gane arrugas y duerma poco (y es que te acabas llevando los problemas de los compañeros a casa, masticándolos durante la noche para intentar volver con una solución lo antes posible). Pero también hace crecer profesional y personalmente. Y mucho. Es algo que merece la pena. No es un “must”, pero sí un “should”. Porque los resultados son la mejor prueba de si estas cosas funcionan o no. Y si antes hablábamos de que las relaciones de equipo se construyen de fuera a dentro, de lo profesional a la preocupación por lo personal, lo anímico, los resultados parten de dentro para recorrer el camino en sentido inverso, saliendo de una emoción, una ilusión, pasando por la capa personal, luego la profesional, y finalmente plasmándose en un resultado, en la mayoría de las ocasiones, más que bueno. Al menos, comparativamente con el obtenido sin esa ilusión.
En mi humilde experiencia trabajando en equipo siempre he intentado mantener ciertos valores altos, ya sea hablando con cada compañero de forma personal y escuchándoles, o trayendo unos refrescos o algo de comer para quien se queda hasta tarde, sacando un trabajo (el de la empresa, que a su vez es el del equipo y, por extensión, el tuyo) adelante. Si lo intentas, no pretendas acertar a la primera; trabajar las relaciones personales-profesionales y de equipo lleva años y es un continuo aprendizaje. Además, bajo estas circunstancias es más complicado diferenciar lo personal de lo profesional. Un buen tema para otro post, ¿verdad?
Gracias por tu tiempo leyendo este artículo.
8 responses to “Dar de comer y proteger al equipo”
Trackbacks / Pingbacks
- June 3, 2010 -
- June 7, 2010 -
Buen post!!
Coincido contigo, mejor tener compañeros de equipos que zombies. Mucho mejor estar con ellos que contra ellos.
Yo he vivido las 2 partes, estar en un equipo de trabajo recibiendo órdenes y desde el punto de vista motivador.
me quedo con el primero porque aunque no te lo creas dormirás mejor siempre. Motivar a un equipo y hacer que funcione es de las cosas mas complicadas que existen. Sobre todo cuando se tuercen.
Estar abajo y que te digan lo que hay que hacer, es lo más cómodo y tranquilo a lo que se puede aspirar.
Está claro, que es mas fácil delegar y encontrarse las cosas hechas.
Pero uno obtiene mayor satisfacción realizadolas y estando con un equipo mas que ordenar a un equipo y esperar.
“Estar abajo y que te digan lo que hay que hacer, es lo más cómodo y tranquilo a lo que se puede aspirar.”
Habiendo pasado por los dos sitios también, estoy 100% de acuerdo. Además, para añadir la referencia “friki”, un equipo es una raid. Un jefe es tanque y sanador, encargado de atraer todos los palos y de curar a su gente, y el resto del equipo son DPSs, encargados de liquidar trabajo lo más rápidamente posible.
Como siempre, DPSsear suele ser más fácil y cómodo… siempre que tengas un buen tanque y un buen sanador.
¡Hola!
Me ha parecido un artículo muy bien escrito y cargado de emoción. 🙂 Es importante saber que normalmente todos hemos sido trabajadores normales antes que jefes, y en ese caso siempre nos ha gustado que nos trataran bien y que nos sintiéramos a gusto con nuestro equipo. Por eso, cuando nos toca liderar, debemos pensar en personas antes que trabajadores, porque por muy mal que vayan las cosas, hay que lidiar con las emociones de las personas antes que añadir más presión. Y cuando las cosas salenn bien, ¡felicita al equipo! 🙂
Totalmente de acuerdo, Pablo. Las personas y sus emociones son lo primero, y eso determina la respuesta del trabajo a nivel de equipo, es decir, de profesionales.